Archivo AZ

La Universidad hace la diferencia

Que la educación (Universidad) es imprescindible para conquistar el progreso de la sociedad, al tiempo que se procura el bienestar material y espiritual de las personas, constituye una de esas pocas verdades incuestionables. Difícilmente alguien en su sano juicio se atrevería a decir lo contrario. El corolario de que hay que invertirle a la educación y expandir sus beneficios es asumido por propios y extraños y adquiere la forma de una divisa universalmente aceptada, pero hay países, como el nuestro, donde este reconocimiento convive con prácticas inveteradas que suelen evadirlo sistemáticamente, si no lo niegan de manera persistente en los hechos.

México alcanza una escolaridad promedio de siete u ocho años, es decir: somos un país con nivel educativo básico. Tomó casi un siglo alcanzar esta cifra y, con todo y que es baja e insuficiente, es indudable que con cada año de escolaridad que se agrega, el país escala nuevos escaños de desarrollo cultural, económico y político.

Para seguir creciendo en todos los órdenes, hay que escalar más rápidamente en el ámbito de la educación formal; para ello es imprescindible dar más fuerza a la educación media superior y superior. No existe otra opción que invertir en ella. La universidad hace la diferencia en prácticamente todos los órdenes de la vida social que definen el progreso de la nación. En términos de productividad económica, iniciativa empresarial, eficiencia administrativa, cooperación social, ciudadanía, creatividad colectiva, civilidad política, libertad, tolerancia y democracia. Valgan, como ejemplo, los valores que ad- quieren las siguientes variables seleccionadas para el caso de México, que tomo de la Encuesta Mundial de Valores 2005.

Confianza

En una sociedad de desconfiados, la educación superior suaviza este defecto secular de nuestra vida cívica. 23,5% de la población con estudios superiores dice que se “puede confiar en la mayoría de la gente”, mientras que apenas 12,8% y 11% de quienes estudiaron sólo primaria o secundaria, respectivamente, concuerdan con esto.

Igualdad de género

De los mexicanos que cursan o cursaron la universidad, 87% está en “desacuerdo” con la frase “cuando el empleo escasea, los hombres tienen más derecho a trabajar que las mujeres”, mientras que sólo 50% de la población con estudios básicos rechaza esa premisa.

Aprecio por la democracia

45% de la población con estudios universitarios acepta que “es muy bueno tener un sistema político democrático”. En claro contraste, sólo 16% con primaria y 22% con secundaria opinan lo mismo.

Tolerancia

De la población con primaria, 67% cree que la “tolerancia y el respeto por otros” es una “cualidad que debe enseñarse a los hijos en el hogar”. El porcentaje no es bajo, pero esa cualidad tiene un aprecio mucho más grande cuando se tienen estudios superiores: 87%.

Creatividad

16% de las personas con escolaridad primaria se identifican con la frase: “Es importante que una persona piense más en nuevas ideas”, con secundaria alcanza 17%, mientras que entre personas con estudios universitarios la cifra asciende hasta 31%.

Politización

Hablando de “interés en la política”, 25% es la relación de personas con estudios de primaria, 28% de secundaria y, entre los universitarios, el dígito sube a 51%.

Laicismo

Con la frase: “Los líderes religiosos no deben influir en el voto de la gente” el 16% de los cursaron primaria está de acuerdo, 17% de secundaria y 31% entre quienes tienen universidad.

Independencia personal

Con la frase: “Yo decido mis metas en la vida” suscriben 29% de personas escolaridad básica, contra 44% de gente con estudios universitarios.

Competitividad.

La competencia tiene una aceptación de 50% entre quienes tienen primaria, 57% con secundaria y 67% con universidad.

Desarrollo científico.

El balance en torno a si la ciencia “ayuda” o “daña” a la población es positivo, pero la diferencia entre quienes creen que “ayudará” y quienes creen que “dañará” es, entre sujetos con escolaridad básica, de 10 puntos porcentuales, cuando en universidad sube hasta 39 por ciento.

Los datos son tan elocuentes que sobra insistir acerca de la importancia y la prioridad estratégica de la educación superior, así como de la inversión que México destina en el futuro inmediato. Al Gobierno corresponde otorgar mayor presupuesto, a las empresas tender mayores vínculos con ella y a las comunidades académicas desarrollar más talento, creatividad y esfuerzo.

La inversión —que no gasto— en educación superior arroja siempre resultados positivos para la sociedad. Un gobierno responsable lo debe tener claro y actuar en consecuencia al profundizar los esfuerzos para incrementarla. Cualquier orden de gobierno que escamotee o condicione el monto y entrega de recursos a las universidades e Instituciones de Educación Superior públicas a cambio de apoyo o simpatía de índole político o, peor aún, exclusivamente electoral, revierte logros, pervierte el servicio público y deteriora una de las principales bases del Estado Mexicano: la educación laica, solidaria y gratuita.

Marco A. Cortés Guardado
Ex-rector General de la Universidad de Guadalajara.

    ¿Cómo saber cuál es el perfume adecuado? Guía corta y práctica

    Artículo anterior

    5 Ventajas de Comprar un Banco de Madera para tu Casa

    Siguiente artículo
    Login/Sign up