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El desarrollo económico y social del país norteamericano acapara cada vez más miradas entre los analistas, que coinciden en colocarlo como una de las grandes potencias de la región latinoamericana. Su potencial se equipara con el de otros estados que se han afianzado a nivel internacional en estos año, pero una situación geográfica sensacional le otorga ventaja respecto a otras potencias como Brasil, Chile o Argentina.
La hermandad con Estados Unidos es cada vez mayor y sus vínculos no dejan de estrecharse de una forma transversal. La cultura mexicana ha roto por completo todas las barreras y su industria empieza a disfrutar de un fuerte respaldo a la exportación de productos manufacturados, dejando de lado la exclusividad de ciertas materias primas.
Por supuesto, el turismo es otra de las industrias más punteras y debe observarse desde dos puntos de vista diferentes: la oportunidad de captar inversión extranjera y de comunicar las fortalezas internas de un país que parece no tener techo. Todo esto englobado dentro de un proceso de digitalización que también parece imparable, aunque todavía quede mucho trabajo por hacer a corto plazo.
La digitalización, un proceso imparable en todo el país
La rápida expansión de Internet, la reducción de la brecha digital y el trabajo realizado hacia la democratización de acceso a la red empiezan a tener resultados tangibles en México. Estos tres puntos son fundamentales a la hora de abordar la hegemonía del país norteamericano en la región, ya que le ha permitido ganar competitividad a todos los niveles.
Esta situación se ve reflejada a la perfección en los empleos más demandados en México durante 2022, donde el componente digital sigue ganando terreno respecto a otros perfiles más tradicionales. Los sectores hegemónicos siguen teniendo una carga histórica importante, pero los perfiles demandados dentro de ellos empiezan a tecnificarse y se busca personal cada vez más cualificado.
Esto supone una ventaja competitiva fundamental, debido a que se traduce en que el país empieza a generar talento de forma interna y no necesita captar distintos puestos en el mercado internacional. Esta situación acaba notándose directamente en la formación superior, donde el renombre de algunos centros educativos empieza a ser muy importante
Eso sí, otros aspectos digitales como la implantación nacional de las redes 5G, la inclusión financiera con un desarrollo de infraestructuras de pago digital o la propia innovación tecnológica siguen siendo asignaturas pendientes. Los pasos van en la buena dirección y el camino se ha allanado mucho en estos últimos años, pero los objetivos tienen que seguir materializándose.
Una auténtica potencia deportiva
Uno de los puntos estratégicos para que México siga expandiéndose a nivel económico, cultural y social tiene que ver con el deporte, debido a que el país norteamericano es una auténtica potencia en este sector. Por supuesto, estamos hablando de una industria con muchos años de trabajo a sus espaldas y nombres mundialmente reconocidos en varias modalidades.
Sin embargo, surgen eventos que podríamos denominar como curiosos, que acaban colocando a México como un referente internacional. Además, este renombre y esta confianza acaba traspasándose al país en conjunto para beneficiar a otras industrias relacionadas.
El ejemplo más llamativo es el potencial que tienen las carreras de caballos en todo el país, como podemos constatar en los pronósticos de esta disciplina, que convierte a México en la segunda potencia ecuestre del planeta tan solo por detrás de Estados Unidos. Los eventos y las competiciones se multiplican a lo largo de toda su geografía, algo que acaba colocándole como un referente mundial como ya sucede en el boxeo, el mundo del motor, el béisbol o el fútbol.
Turismo sí, pero con algunos matices
Finalmente, debemos detenernos en el turismo, que sirve como eje central para que México comunique sus avances a nivel internacional. Los desplazamientos han crecido con fuerza durante 2022 y se superaron los 38 millones de visitantes, pero este impresionante avance no puede mermar otros proyectos mucho más importantes para el desarrollo interno del país.
El turismo supone una de las mayores fuentes de ingreso y debe seguir siendo así, pero tratando en todo momento de que estas inversiones se reinviertan en nuevos sectores punteros. El deporte, la educación superior o la inmersión tecnológica son solo algunos de los ejemplos, aunque las predicciones a medio plazo son muy positivas.
