A partir de 1810, los países latinoamericanos comenzaron a independizarse de España. Al mismo tiempo, la corona sucumbía ante las tropas francesas al mando de Napoleón. Aprovechando la coincidencia —y que oficialmente la prioridad de la política exterior española sea pactar intercambios económicos y culturales con Latinoamérica—, la estrategia política es la de armonizarse a partir de los bicentenarios. Así, Felipe González, expresidente español y ex secretario general del Partido Socialista Obrero Español (PSOE) fue designado por el Consejo de Ministros de España como embajador extraordinario y plenipotenciario en los festejos que en 2010 se llevarán a cabo en Latinoamérica.
Y ¿por qué Felipe González? Porque esté autodefinido especialista en América latina, defensor de la democracia y socialdemócrata comparte algunas —o varias— bases ideológicas del gobierno actual. Su nombramiento, el pasado 27
de julio, se hace luego de que el 4 de mayo se creara la Comisión Nacional para la Conmemoración de los Bicentenarios de la Independencia de las Repúblicas Iberoamericanas, perteneciente al Ministerio de Asuntos Exteriores y de Cooperación, para preparar y coordinar el programa de actividades en las que España participará con los países iberoamericanos del año 2008 al 2012 (bicentenario de la Constitución de Cádiz).
La comisión está estructurada por un pleno presidido por María Teresa Fernández de la Vega, Vicepresidenta de España, e integrado por miembros de la administración federal y directores de instituciones como la Real Academia de la Lengua Española, el Instituto Cervantes, la Fundación Carolina y la Casa de América.
Su objetivo se centrará en mantener colaboración directa con las comisiones nacionales de cada país iberoamericano; las actividades y fechas están por definirse.