La educación es clave para la prosperidad de México y el futuro de su sociedad. Los resultados de la evaluación pisa 2006 sobre desempeño académico, que realiza la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), son un serio recordatorio para América Latina, México incluido, del camino que queda por recorrer para ponerse a la par de las economías más avanzadas.
Estudiantes, padres de familia, maestros, gobierno, es decir, toda la sociedad, actuando de manera conjunta, tiene en sus manos la posibilidad de introducir los cambios necesarios para que la juventud mexicana logre una educación de excelencia que contribuya a generar nuevas perspectivas de crecimiento, mejorando, a la vez, la igualdad de oportunidades para todos.
Como integrante y miembro activo de la cooperativa de 185 países que es el Banco Mundial, México puede aprovechar los servicios técnicos y financieros de la institución en esta dirección. En este número de az se presenta una serie de artículos que han de contribuir al debate sobre el desafío educativo del país.
El artículo de Emiliana Vegas y Jenny Petrow presenta los resultados de un estudio regional que reúne las experiencias de varios países de América Latina sobre la calidad de la educación. El artículo de Harry Patrinos et al. aborda un programa de investigación para entender mejor los efectos institucionales sobre la educación. En tanto, la colaboración de Eric Bloom forma parte de un grupo de notas de política que el Banco Mundial produjo sobre los retos económicos y sociales más importantes del país —entre los que se cuenta la educación— en el marco del reciente cambio de Gobierno Federal.
Compartiendo experiencias. Lo que importa es que hay un fluido intercambio entre países de experiencias y casos exitosos. Por ejemplo, el programa de educación continua de Chile o el esquema de becas y préstamos para estudiantes de Colombia, pudieran ser de utilidad para México. Por su parte, México ha demostrado tener mayores niveles de cobertura a nivel preescolar que la mayoría de los países
latinoamericanos. Esto es crucial: Las deficiencias en el desempeño que comienzan a esta edad son mucho más cos- tosas y difíciles de remediar conforme los niños avanzan.
Se puede lograr. Hay que recalcar que los países pueden tener éxito cuando tratan de mejorar los resultados educativos que fomentan la prosperidad económica y las sociedades más igualitarias. Por ejemplo, muchos países han tomado los resultados pisa como un llamado a la acción. En Alemania y Finlandia dichos resultados provocaron in- tensos debates públicos y, como consecuencia, cambios en las políticas.
La aportación de los estados. El artículo de Patrinos et al. sugiere que a nivel estatal todavía hay oportunidades de maniobra para mejorar los resultados de la educación. Entre ellas se apunta la mayor descentralización, los sistemas de evaluación, la administración de recursos humanos y las relaciones con los sindicatos. Pero, aunque es bienvenido un mayor activismo de los estados para ayudar a sus estudiantes y mejorar así el promedio nacional, conviene no pasar por alto el riesgo de incrementar las disparidades regionales si no se cuenta con el liderazgo nacional para llevar a cabo una reforma sectorial más amplia, así como para mantener y extender los programas compensatorios. El intercambio entre estados es importante, y el Gobierno Federal juega un relevante papel para garantizar la evaluación y diseminación de experiencias exitosas.
Aumentar la autonomía escolar y la participación de la comunidad. El artículo de Erik Bloom también resume la creciente evidencia, internacional y en México, sobre la importancia de asegurar que las escuelas tengan la flexibilidad suficiente para responder, a nivel local, a sus necesidades y mejorar la calidad de la educación, también repasa los esfuerzos del país para aumentar la rendición de cuentas y la evaluación en materia educativa. Además se destaca la relevancia crucial de la educación media superior para incrementar la productividad nacional. México, como muchos otros países en desarrollo, se ha concentrado, con gran éxito, en aumentar la cobertura de la educación básica. En el país se refleja la tendencia global que reporta un gran aumento en la demanda de la educación media superior para dar cabida a un creciente número de graduados de educación básica, mejorar las habilidades técnicas de la fuerza laboral y preparar a más estudiantes para la educación superior. Existe el riesgo de que la deficiente capacidad y calidad a nivel medio superior sea un cuello de botella para la competitividad nacional. Es digno de mención que el Gobierno Federal reconoce esta deficiencia y está en la búsqueda de soluciones.
Asegurar las oportunidades para los jóvenes. Análisis del Banco Mundial sobre la juventud muestran que quienes desertan de la educación secundaria están en mayor riesgo de asumir comportamientos destructivos para con ellos y la sociedad en su conjunto. Darles una segunda oportunidad, a través de programas proactivos de educación no formal para adultos, no sólo tiene sentido para asegurar la cohesión social, sino que permite que el gobierno ahorre dinero que de otra manera gastaría en mitigar los efectos de dichos comportamientos riesgosos.1 En términos de competitividad y salud de la economía, los estudiantes y trabajadores se beneficiarían con el desarrollo de un sistema de educación continua, con el que actualizarían constantemente sus conocimientos y progresos. Este tipo de iniciativas son una característica sobresaliente de las reformas que actualmente llevan a cabo Chile y China.
En los últimos años, México ha realizado importan- tes logros que podrían acelerar las mejoras en el sistema educativo. Entre 1990 y 2006 el gasto por estudiante aumentó en más de 40% en términos reales y, con relación al Producto Interno Bruto (PIB), el gasto publico está llegando a niveles similares al promedio de la OCDE. Afortunadamente, en los últimos años hemos visto también la construcción de un sistema de evaluación que hoy es la envidia de sus vecinos latinoamericanos. Por último, es de mencionar el significativo aumento en la participación de la sociedad civil y los padres de familia a nivel nacional, local y por escuela, que hemos visto en años recientes.
1Véase El Desarrollo y la Nueva Generación, Informe sobre el Desarrollo Mundial 2007. World Bank.