El cierre de las aulas, provocado por la pandemia de covid-19, propició una migración forzada hacia la modalidad no presencial en todos los niveles educativos. Ante este panorama, ¿qué acciones llevaron a cabo las diferentes instituciones escolares en cada uno de ellos? En el presente texto abordo el nivel medio superior (NMS) del sector público de Baja California, porque supongo ciertas diferencias entre modalidades, contextos y tipos de bachillerato que podrían perderse en una mirada generalizadora.
La primera suspensión de clases se estableció del 23 de marzo al 17 de abril. El decreto se publicó en el Diario Oficial de la Federación el 16 de marzo, pero el gobierno de Baja California lo instrumentó hasta el 18. Como en el resto del país, en la entidad se buscó la continuidad del ciclo escolar por medio, principalmente, de dos ideas: por una parte, la del receso, que implicaba dejar tareas en lo que concluía el periodo (ampliado por la catorcena vacacional de la Semana Santa), y por otra, la idea de continuidad, que implicaba seguir los programas mediante la comunicación entre los maestros y sus grupos. Dado que hubo muy poco tiempo para prepararse, muchos apenas pudieron armar un grupo en redes sociales o mediante correo electrónico, conseguir un libro de texto o reproducir una guía.
De este modo, se estableció la idea de trasplantar la escuela a la casa, sobre todo entre quienes contaban con los medios para un curso en línea; esto se generalizó en los planteles urbanos, pero no así en las zonas rurales o donde hay carencias de conectividad o de los dispositivos necesarios para este fin (computadoras, tabletas, teléfonos inteligentes, etcétera).
El confinamiento se extendió del 20 de abril (propuesto inicialmente para regresar a las escuelas) hasta el 30 de mayo, por decreto publicado el 21 de abril en el Diario Oficial de la Federación; esta situación reforzó la ruta de llevar la escuela a la casa para el cierre, prácticamente, del semestre escolar.
En una estimación de la Subsecretaría de Educación Media Superior (SEMS) se habló de un aproximado de 80 por ciento de cobertura mediante las TIC, aunque el dato fue producto de una encuesta entre los planteles de la Unidad de Educación Media Superior Tecnológica Industrial y de Servicios, por lo que no necesariamente representa al resto de los subsistemas. Dicho porcentaje fue más elevado en Baja California, pues en una reunión virtual de la Comisión Estatal para la Planeación y Programación de la Educación Media Superior (CEPPEMS) se citaron promedios por arriba de 90 por ciento en los subsistemas estatales públicos más importantes: el Colegio de Bachilleres (Colbach), el Colegio de Estudios Científicos y Tecnológicos (Cecyte) y el Colegio Nacional de Educación Profesional Técnica (Conalep).
Casi de inmediato los subsistemas estatales Colbach y Cecyte crearon un micrositio web para apoyar el trabajo a distancia; no así el Conalep ni los planteles federales, cuyos subsistemas anunciaron algunas medidas —por ejemplo, el director del Conalep dijo en la reunión de la CEPPEMS haber habilitado una línea telefónica para resolver dudas.
Las diferencias en el uso intensivo de plataformas y redes sociales no son la únicas visibles entre los subsistemas, pues también son muy diversos los contenidos de los portales de internet. En el caso del Colbach, se prepararon con anticipación porque, al menos, para el 23 de abril se podía consultar tanto su planeación didáctica como la dosificación, de donde extrajeron los contenidos esenciales; se volcaron sobre la plataforma Google Classroom y sugirieron videos. Incluso, para el 28 ya habían subido videos propios, instruyendo sobre cómo hacer la evaluación y las fechas de entrega de calificaciones parciales y finales, casi las mismas que en la modalidad presencial. En suma, un claro trasplante de la escuela a la casa.
El Cecyte tardó más en crear el micrositio en su portal web, pero para el 29 de abril ya estaba disponible. De hecho, es una versión muy semejante a la del Colbach, pero con un par de matices que vale la pena comentar. Por una parte, se incluye un documento que menciona un par de “principios” que sustentan la propuesta: no estandarizar, sino responder según los contextos, y confiar en el juicio del profesorado para ajustar las planificaciones y la dosificación de tareas. Por otro lado, se recomienda aplicar una “autoevaluación razonada” que constituya 50 por ciento de la calificación. Podría decirse que si bien se trasladó la escuela a la casa, fueron más cautos y buscaron reducir la tensión sobre la calificación. Además, se agregó una recomendación en caso de volver a las aulas: “tomarse un tiempo para reflexionar” sobre lo sucedido durante el confinamiento.