EVALUACIÓN, DIFERENCIACIÓN Y DESIGUALDAD

Evaluar consiste en establecer un orden, una jerarquía. En este sentido resulta interesante interrogarse acerca de la legitimidad que tiene esta idea general en el cuerpo docente. Para aproximarnos a ella podemos recurrir al análisis de las respuestas dadas por los docentes a dos cuestiones conceptualmente asociadas.

La primera tiene que ver con la idea misma de establecer diferenciaciones salariales con el fin de premiar a “los mejores docentes”. A primera vista la pregunta puede parecer ingenua, o incluso obvia si fuera planteada a una muestra de profesionales tradicionales, tales como médicos o abogados. Es probable que la mayoría de estos encuestados hubiera respondido positivamente a la pregunta: “¿Usted cree que habría que encontrar los mecanismos adecuados para que los mejores ingenieros ganen más que los demás?” Sin embargo, esta pregunta no tuvo una re puesta consensuada entre los docentes de los países aquí examinados. Por el contrario, en todos los casos se manifiesta una cierta polarización de las opiniones acerca de esta cuestión. En un extremo está el caso de México, donde una mayoría absoluta (68.7%) responde negativamente a la pregunta planteada. En el otro extremo están los maestros peruanos y brasileños, donde el 69% y el 52.7% respectivamente responden afirmativamente a la cuestión. En Argentina y Uruguay el tema divide fuertemente al cuerpo docente. En Argentina la mayoría relativa (44.3%) responde afirmativamente, mientras que en Uruguay la mayoría relativa (45.8%) se opone.

Otra variable, cuyo comportamiento puede ayudar a comprender las resistencias al establecimiento de diferencias salariales entre los docentes, es la que tiene que ver con el valor que los mismos asignan a la igualdad (frente a la libertad). En efecto, el cuestionario propone a los docentes que opten entre estos dos valores. Los datos indican que en todos los países se manifiesta una preferencia por la igual- dad. Cabe destacar que es en Brasil y en México donde esta tendencia es más marcada (74.5% y 64.2%, respectivamente).

Esta predisposición a valorar la igualdad tiene un significado particular en un contexto histórico social signado por el incremento de las desigualdades en la distribución de bienes y recursos tan estratégicos como la riqueza, los ingresos y el poder. Desde este punto de vista, los docentes constituyen una categoría social que se opone y resiste a las políticas públicas que producen desigualdades.

Pero esta actitud también puede estar asociada con las resistencias que se presentan en proporciones significativas de docentes al establecimiento de diferenciaciones salariales en función de criterios de calidad del trabajo profesional de los docentes. Cabe tener en cuenta que el estatuto mismo de este oficio, que se desarrolla en con- textos institucionales muy estructurados, con una matriz histórica de tipo legal burocrático, no favorece el estable- cimiento de criterios que favorezcan las diferenciaciones en las recompensas materiales en función de calidad del desempeño (que se miden mediante evaluaciones). Al respecto, cabe recordar que en estos contextos todavía tiene cierta vigencia el clásico principio “a igual trabajo igual remuneración”, que regía en las ocupaciones asalariadas.

Emilio Tenti Fanfani

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