EL DOCENTE COMO EVALUADOR

La historia enseña que el examen y la evaluación fueron herramientas sistemáticamente utilizadas por la escuela moderna (es decir, la escuela que surge y crece con el Estado capitalista moderno). No hay institución que examine (en el doble sentido de observar, medir y también valorar) más intensivamente que la escuela. Y esto, por lo menos, por dos razones fundamentales:

La historia enseña que el examen y la evaluación fueron herramientas sistemáticamente utilizadas por la escuela moderna. No hay institución que examine más intensivamente que la escuela

a) La primera es estructural y se asocia con el carácter graduado que tiene la apropiación del conocimiento. La cuestión es relativamente simple: hay ciertas cosas que hay que aprender primero para aprender otras después (generalmente más complejas). La racionalización de la pedagogía institucionalizó determinadas técnicas de examen para controlar la progresión del aprendizaje de los alumnos.

b) La segunda tiene que ver con un dato fundamental, característico del sistema escolar moderno, por lo general controlado por el Estado. Esta escuela no sólo se propone desarrollar conocimientos en las personas, sino que también distribuye credenciales; es decir, documentos pública- mente reconocidos (los famosos títulos) que certifican que el poseedor de los mismos ha incorporado determinados conocimientos, valores y competencias. El examen es un prerrequisito de los títulos o certificados públicos (garantizados por el Estado) que distribuyen las instituciones escolares (sean de carácter público o privado).

La evaluación es un aspecto particularmente problemático de la dimensión pedagógica del trabajo docente.3 Ello puede deberse al hecho de que esta operación requiere el dominio de un conjunto de competencias técnicas relativamente complejas que requieren un aprendizaje permanente. Por otra parte, la evaluación lleva tiempo y tiene un aspecto rutinario que requiere un esfuerzo particular. Muchos docentes manifiestan que es escaso el tiempo que tienen para realizar tareas de corrección de exámenes, cuadernos, etc. Sin embargo, de ofrecérseles tiempo adicional de trabajo, pocos son los que lo emplearían en realizar actividades de evaluación. Por último, no hay que olvidar que la evaluación, por su naturaleza (estructuralmente arbitraria) y función (acreditación, asignación de premios y castigos, clasificación y jerarquización de los alumnos, etc.), tiene implicaciones fuertemente conflictivas, tanto en relación con los alumnos como con sus familias.

La evaluación es un aspecto problemático, ya que requiere del dominio de un conjunto de competencias técnicas relativamente complejas que requieren un aprendizaje permanente

Otra prueba de que la evaluación es un desafío de cierta relevancia para los trabajadores de la educación lo constituye el hecho de que, cuando se les ofrece a los docentes una lista de actividades que ellos preferirían realizar si se les otorgara más horas rentadas (si se les extendiera el tiempo pago para su actividad docente), las tareas de “corrección de exámenes, cuadernos, trabajos, etc.” es elegida por una exigua minoría de docentes (17% de los docentes argentinos y sólo 6.4% de los peruanos). Este resultado es sintomático, más aún si se tiene en cuenta que el tiempo asignado a este tipo de tarea resulta el problema más frecuentemente señalado como tal por los mismos docentes. Es evidente que tomar exámenes, corregir pruebas, revisar tareas, etc., no es una dimensión particularmente interesante para la mayoría de los docentes.

Es probable que las fuentes de dificultad que genera la actividad de evaluación sean diversas. Algunas tienen un componente técnico (evaluar requiere el dominio de teorías del aprendizaje, estrategias metodológicas e instrumentos técnicos precisos, etc.). Por otra parte, no cabe duda de que la evaluación tiene un claro componente “político” (supone una clasificación, un ordenamiento, una valoración, una jerarquización, etc.) que tiene un alto potencial conflictivo, dadas las consecuencias que tiene en la carrera escolar y la misma biografía de los alumnos y sus familias.

Emilio Tenti Fanfani

EL PULSO DE LA GENTE

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