La adolescencia es un periodo de crecimiento, auto-descubrimiento y cambio. Es una época de grandes retos para la vida personal, social, intelectual y emocional, que puede conllevar satisfacciones o frustraciones, a veces decisivas para el futuro. Favorecer un buen desarrollo intelectual y emocional en la adolescencia es parte fundamental de la tarea educativa. La escuela, en efecto, no sólo transmite conocimientos y desarrolla competencias para el trabajo, también ha de contribuir a una buena formación que permita ejercer la ciudadanía, vivir en comunidad y desarrollarse como personas creativas y pensantes. Puede ayudar a definir criterios y valores, aprender a tomar decisiones adecuadas, prevenir situaciones de riesgo o enfrentar mejor problemas y conflictos.
Uno de los retos de la adolescencia es la compaginación de la vida emocional y el desarrollo corporal y sexual, ligado a la exploración de la identidad, con la vida escolar, la búsqueda intelectual y la inserción en la vida social. En condiciones óptimas, este proceso es complicado; en situaciones de incertidumbre puede ser doloroso.
En este número nos ocupamos del embarazo adolescente en cuanto problema social que afecta sobre todo a las y los jóvenes, pero incide en la sociedad en su conjunto. Aun- que en su prevención han de intervenir tanto el sector salud, como la familia y los medios de comunicación, atañe también a la escuela, como lugar de socialización, y a la educación, como proceso formativo integral.
Según estadísticas oficiales y diversos estudios, en México hay más de medio millón de mujeres de entre 15 y 19 años que ya son madres. Hay también menores de 15 años embarazadas, en general por abuso sexual. Si bien las tasas de embarazo adolescente han disminuido gracias a políticas de planeación familiar y al impulso de la educación sexual en un marco laico y científico, todavía enfrentamos tasas muy superiores a las de países desarrollados. Sin duda queda mucho por hacer pues si bien la maternidad puede ser una experiencia valiosa y placentera, ser madre demasiado pronto conlleva riesgos para la salud física y mental y limita el desarrollo personal, social e intelectual en una época fundamental para la formación integral de las mujeres.
Diversos estudios sugieren que para pre- venir el embarazo adolescente (en general no planeado y no deseado), hay que verlo como problema de salud y como asunto social y cultural. Por otro lado, es necesario reconocer el peso de valores, expectativas y papeles de género tradicionales que sobrevaloran la maternidad, o asocian virginidad con ignorancia y masculinidad con promiscuidad o violencia.
La educación sexual laica es fundamental, pero se requiere integrarla en una tarea educativa acorde con la complejidad del mundo actual. Un concepto más amplio y propositivo de la educación con perspectiva de género y sentido crítico promueve la igualdad entre mujeres y hombres, enseña a niños y niñas a respetar su cuerpo y el de los demás, fomenta relaciones no violentas y previene relaciones sexuales tempranas y embarazos no deseados.
La escuela no puede eliminar la incertidumbre del futuro ni los riesgos del presente, pero sí informar y formar, guiar y dar instrumentos críticos. Es un gran reto, pero no mayor que el proceso de llegar a ser adulto.