Por Escuchar música mientras se estudia (o trababa) es uno de los temas controvertidos que dividen a las personas en dos bandos bien diferenciados. He buscado el kit de investigador y mis Huawei freebuds pro para descubrir que hay detrás de todo ello.
¿Información sesgada o datos científicos?
Hallar un grupo de estudiantes en la biblioteca, libros abiertos y audífonos freebuds en los oídos, no es una situación extraña; lo he visto toda mi vida. El escenario puede cambiar a una cafetería, sala de estudio o habitación, pero el mensaje se mantiene.
Estudiantes de todos los niveles disfrutan (y defienden a toda consta) el uso de la música para estudiar. ¿Existe alguna prueba fehaciente de su eficacia o es simple descuido?
Científicos e investigadores tienen décadas tratando de demostrar los verdaderos efectos de la música en nuestro organismo y como se vincula con el rendimiento cognitivo y la productividad.
Como, por ejemplo, el estudio que aseguraba como la música clásica hacía más inteligente a las personas; la actualmente desmentida investigación de la década de los noventa que popularizo el «efecto Mozart» en el imaginario popular.
Si bien antecedentes como el anterior influyeron en la formación de una figura mítica que relacionaba la inteligencia con la música; es también cierto que diversos estudios e investigaciones recientes avalan los beneficios terapéuticos anti estrés de escuchar música o sonidos placenteros; reduciendo el cortisol e incentivando la segregación de dopamina.
Una situación más frecuente de lo que se cree
Tengo que admitirlo; haciendo caso omiso a las amenazas de mi madre, en mis tiempos de estudiante escuchaba música regularmente, en paralelo a mis asignaciones. Sin entrar en detalles sobre «que utilizaba» como reproductor, recordando que en ese entonces se contaba con los freebuds, el smartphone o YouTube.
En cualquier caso, no pretendía ser una técnica de estudio, aunque sí servía muchísimo como tal. Aumentando la sensación de bienestar (perfecto para tranquilizar previo a los exámenes), facilitando las muchas veces densas y extensas jornadas. Incluso podría jurar que más de una vez me ayudo a memorizar cierto contenido insufrible.
En resumen: Si, pero…
Emplear la música como herramienta para el aprendizaje depende de varios factores. Entre ellos, la personalidad de la persona, la dinámica de estudio, el tipo de música o la complejidad de la tarea a realizar. Los siguientes aspectos permiten mejorar la experiencia musical en los estudios:
- No todos somos iguales; en cuanto a gustos y métodos de aprendizaje, no tiene por qué ser diferente. Hay estudiantes a quienes les resulta más productivo el silencio, otros el ambiente musical y aquellos que varían según la actividad.
- La música mejor que sea conocida, instrumental, a volumen reducido y de géneros suaves. Procura crear listas de reproducción para evitar cambiar frecuentemente de pista o utiliza las ya predefinidas por otros en las plataformas como Spotify.
- Los especialistas recomiendan reducir al mínimo posible el uso de fondo musical cuando se trata de tareas complejas o que requieran especial atención. Al menos inicialmente.
- Elige entre altavoces o auriculares (internos o externos) según el tipo de ambiente que desean conseguir, maximizando tus preferencias.
- No está de más evitar escuchar la radio, pódcast o medios similares con voces o anuncios para mantener el foco.
Recomendaciones finales
Como último consejo, utiliza dispositivos de buena calidad para que la experiencia de estudio no resulte incómoda. Mientras más detalles distractores se eliminen de la ecuación, mejores resultados habrá.
En cualquier caso, las grandes marcas tecnológicas cuentan con una variedad de dispositivos de audio especiales para tales finalidades. Pero, como habrás notado, mi recomendación personal son los Huawei freebuds pro; con sonido excelente, controles tácticos, reducción de ruido ambiental y un diseño apenas palpable.
