En México, aprender a leer y escribir ha sido históricamente una de las prioridades del sistema educativo. Sin embargo, el país atraviesa una transformación profunda con la implementación de la Nueva Escuela Mexicana (NEM). Este enfoque no se limita a enseñar habilidades básicas, sino que busca formar personas críticas, conscientes de su entorno y capaces de transformar su realidad.
Un enfoque centrado en el contexto
La Nueva Escuela Mexicana parte de una premisa fundamental: la educación debe estar conectada con la vida real del estudiante. En lugar de enseñar a leer con frases sin sentido o palabras repetitivas, se busca que el aprendizaje esté vinculado al entorno del alumno. Esto significa leer y escribir sobre temas que les son cercanos: su familia, su comunidad, su cultura.
Este enfoque convierte a la lectoescritura en algo significativo, donde cada palabra tiene un propósito y cada texto ayuda a comprender el mundo en que vivimos.
Leer y escribir para comprender y transformar
La lectoescritura ya no se entiende únicamente como una habilidad técnica, sino como una herramienta para pensar, comunicar y participar. Leer es interpretar el entorno. Escribir es tomar postura frente a la realidad. Bajo este modelo, los niños no solo aprenden a formar palabras, sino a reflexionar, compartir y dialogar.
Por ello, los materiales incluyen una gran variedad de textos: cuentos, cartas, noticias, recetas, leyendas, relatos orales. Se promueve una mirada crítica desde los primeros años, fomentando que los estudiantes se conviertan en lectores y escritores activos, no pasivos.
El maestro como guía, no como transmisor
En la NEM, el papel del docente también cambia. Ya no se trata de repetir fórmulas ni dictar contenidos, sino de acompañar, orientar y construir el conocimiento junto con los estudiantes. El maestro crea ambientes de aprendizaje vivos, donde se escucha, se investiga, se juega y se escribe con libertad.
Este nuevo rol implica formación constante, sensibilidad hacia la diversidad y apertura al cambio. La lectura y la escritura dejan de ser actividades individuales y se convierten en experiencias colectivas, con sentido social.
Retos y caminos posibles
Implementar este enfoque no es fácil. Muchos docentes no han recibido capacitación suficiente, algunas escuelas carecen de los recursos mínimos, y persiste la costumbre de priorizar métodos tradicionales. A esto se suma la brecha entre las intenciones del currículo y las realidades en el aula.
Sin embargo, es posible avanzar si se fortalecen los espacios de formación docente, se comparte el conocimiento entre colegas, se involucra a las familias y se adapta el trabajo pedagógico a cada contexto.
Una nueva forma de leer y escribir
La Nueva Escuela Mexicana propone una visión de la lectoescritura que va más allá del aula. Leer y escribir no es solo una meta académica, es una manera de construir ciudadanía. Se enseña para que los estudiantes puedan expresarse, participar, comprender su entorno y transformarlo.
Porque enseñar a leer y escribir no es únicamente enseñar a descifrar letras: es ayudar a los niños y niñas a encontrar su voz en el mundo.