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LECTORES, PELIGRO ¿EN DE EXTINCIÓN?

¿Y LAS TECNOLOGÍAS?

Un capítulo de particular importancia en la encuesta es el dedicado al uso de las llamadas Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC). Un tema mayor en la discusión pública de nuestros días: los efectos de estas tecnologías en la cultura contemporánea. Un debate en el que se (des)encuentran muy disintas posiciones: desde quien, como Giovanni Sartori, condena amargamente la supremacía de la cultura visual y sus consecuencias subjetivas y sociales, hasta quienes —como Manuel Castells— acentúan o celebran las posibilidades que ofrecen.

Los resultados que presenta la encuesta parecerían confirmar el papel de medios —no más, no menos— que tienen las tecnologías, es decir, que el uso de tecnologías y todo su potencial de acceso a una diversidad de información no necesariamente supone per se un aliciente para la lectura. Como se deja ver en el siguiente cuadro, entre las razones para el uso de Internet prevalecen las recreativas y de entretenimiento.

Las primeras tres razones para el uso de Internet están asociadas a la comunicación y las redes sociales. Sólo 13% dice acceder a Internet para leer libros e igual porcentaje declara que lo hace para consultar periódicos. En cuanto a actividades de estudio, la opinión está dividida: 52% utiliza Internet para estudiar, y 48% sostiene lo contrario. Este resultado obliga a pensar acerca de la calidad de los contenidos que circulan en la red.

Parecería que en el uso de los diversos dispositivos y canales de información y comunicación se reproducen los hábitos culturales y de lectura de los usuarios, es decir, que quien no lee libros en papel, es probable que no los leerá en línea, en una pantalla.

Resulta insuficiente la información de la enl2012 para arribar a conclusiones en esta materia, pero parece insinuarse que el hábito de la lectura no depende sólo de acceso a las TIC. Desde luego que son indispensables, pero no son instrumentos milagrosos que por sí mismos transformen en lectores habituales a quienes no lo son.

A LEER…

Diagnóstico del fracaso, esbozo de una tragedia, la enl2012 confirma que cuando pensamos que el país había tocado fondo y por ello la situación no admitía equívocos ni dilaciones, en los últimos seis años no hicimos otra cosa que empeorar.

“El desierto está creciendo”, dice Nietzsche; “Desventurado el que alberga desiertos”. Seis años después de la primera encuesta el paisaje es más desolador. El momento reclama esfuerzos mayúsculos (hercúleos, podría decirse) de parte del Estado y de la sociedad.

In principium erat verbum… Leer es el comienzo. Y en México es un mal comienzo.

Principales razones del uso de Internet.

Ello obliga a revisar las políticas de fomento a la lectura y explorar otras estrategias que incluyan a las escuelas y, sobre todo, a los hogares. Promotor de la lectura, ensayista y poeta, Juan Domingo Argüelles criticaba reciente- mente la intensa campaña mediática que pro- mueve 20 minutos de lectura. No sin sorna, Argüelles sostenía el desatino de la estrategia: “Esto equivale a que alguien que padece obesidad haga veinte minutos de ejercicio físico todos los días, pero sin modificar sus malos hábitos alimenticios y su sedentarismo. ¿Bajará de peso? Claro que no”.12

Quizás sirva continuar con esta metáfora, porque el asunto de la lectura reclama cambiar de hábitos de vida. Un primer paso es bajar la ingesta —glotona— de televisión (el propio Argüelles recordaba que, en promedio, nuestro consumo es de cuatro horas y 45 minutos diarios). Pero no sólo de los niños sino, y sobre todo, de los adultos. Apagar la televisión y encender el libro.

Cuando de leer se trata, lo mejor es predicar con el ejemplo: si un adulto le dice a un menor que lea porque es conveniente, productivo, maravilloso, etcétera, la pregunta obvia del menor es: si todo eso es la lectura, ¿por qué tú no lo pones en práctica?


Un primer paso es bajar la ingesta —glotona— de televisión. Pero no sólo de los niños sino, y sobre todo, de los adultos. Apagar la televisión y encender el libro.

NOTAS

1Fundación Mexicana para el Fomento de la Lectura (FunLectura), De la penumbra a la oscuridad… Encuesta Nacional de Lectura 2012. Primer informe, México, 2012, p. 4.

2Ibidem, p. 3.

3Sobre esta y otras limitaciones de estos estudios puede verse Vidal Díaz de Rada, “Problemas de representatividad en las encuestas con mues- treos probabilísticos”, Papers 74, 2004, pp. 45- 66, en www.raco.cat/index.php/Papers/article/ download/25793/25627

4FunLectura, op. cit., p. 6.

5CONACULTA, Encuesta Nacional de Lectura, México, 2006.

6Ibidem, p. 13.

7FunLectura, op. cit., pp. 22-23.

8Las demás respuestas fueron las siguientes: 26,2% dijo tener preferencia por libros, 18,7% por periódicos, 17,4% por revistas y 4,6% no  supo o no contestó. Ibidem, p. 25.

9Una de las recientes biografías intelectuales so- bre el filósofo es la de François Dosse, Gilles Deleuze y Félix Guattari. Biografía cruzada, Buenos Aires, FCE, 2009.

10FunLectura, op. cit., p. 44.

11Ibidem, p. 23.

12Juan Domingo Argüelles, “Lectores de veinte minutos”, Campus, 495, 24 de enero de 2013, p. 3

Roberto Carlos Hernández López
Profesor de la UNAM y Director General de Grupo Consultor Interdisciplinario SC (GCI).

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