EducaciónPadres

Las diferentes etapas de desarrollo de la memoria en niños

Cerebro aprendiendo

En este artículo hablaremos de los momentos por los que pasa el desarrollo de la memoria infantil:

0 -3 Meses

Está presente la memoria implícita, es decir, aquella que registra y almacena la información de un modo no consciente (memoria inconsciente), y que será la responsable de la formación en el niño de ‘modelos mentales’ posteriores, que podrá utilizar más adelante. Se trata de una memoria de reconocimiento (sonidos, olores…). Un ejemplo de ello es que son capaces de reconocer la voz de la madre o de algún familiar muy cercano, a pesar de que falta evolucionar y poder catalogar los recuerdos y ubicarlos en el tiempo.

6 Meses

Es cuando ya tiene en pleno desarrollo la memoria a corto plazo Reconoce completamente a las personas más cercanas y las recuerdan bien, (abuelos, hermanos, padres, cuidadoras), por lo que ya empieza a extrañar a la gente que no conoce, y también comprende la relación que existe entre algunas acciones, (rutinas), porque las recuerda. Ejemplo de ello es que cuando le quitan ropa sabe que le van a bañar. También puede recordar y señalar en un cuento las imágenes y caras de los personajes, etc. Recuerda algunas palabras y reacciona ante ellas, así como imita acciones muy sencillas.

7 – 12 Meses

Ya se reconoce a sí mismo frente al espejo, y lo mismo con fotos de familia. Ya está avanzando en la permanencia del objeto, con la representación de que los objetos existen aunque no los vea, es por lo que ya busca un objeto escondido delante de él, hecho que constituye la base de la memoria de trabajo, pues ya puede retener información y compararla con la información nueva, por lo que sabe lo que es diferente. Empieza a desarrollar la capacidad de resolución de problemas cuando utiliza medios para alcanzar fines. Es el caso de utilizar un rastrillo para acercar un juguete motivante para él. Ya es capaz de imitar gestos del adulto cuando lo tiene delante e incluso retener e imitar recordando gestos que no tiene delante. Por los avances que va experimentando su memoria progresa en la anticipación y la relación causa-efecto basándose en experiencias del pasado reciente. Ejemplo de ello es que relaciona las acciones, como coger el carrito con que va a salir de paseo.

12 Meses

Comienza desarrollo de la memoria semántica, refiriéndose a la memoria de los hechos sobre el mundo y la experimentación adquirida, teniendo un papel fundamental en la adquisición del lenguaje. Recuerda mucho más debido a que ya tiene cierta expresión lingüística, y aparece la memoria explicita porque ya puede comunicarse. Sabe que si aprieta un botón el gato maúlla, o si da la vuelta a una tarjeta vera una imagen. Retiene y relaciona algunos sonidos con situaciones. A los 18 meses ya recuerda acontecimientos en un determinado orden espacio-temporal.

24 Meses

Es cuando el lenguaje empieza a emerger con fuerza y con ello la memoria a largo plazo. Recuerda nombres de personas, objetos, colores, etc. Puede seguir el hilo al contarle un cuento, porque recuerda la historia. Expresa sus sentimientos básicos y los relaciona con situaciones.

3 Años

Su memoria es buena identificando, (pan, coche, casa, gato, etc.), y cuenta con una memoria consciente que le permite recordar muchas cosas y situaciones importantes que recordará hasta la edad adulta. No es raro que los primeros recuerdos que tenemos de nuestra infancia se remonten a cuando teníamos tres años. En esta edad preescolar el desarrollo del lenguaje  permite el desarrollo de la memoria autobiográfica, y recuerda aquello de lo cual tiene una experiencia directa y será el recuerdo de sus primeras experiencias el que configure muchas de sus actitudes ante la vida. También en este momento empieza a desarrollar la atención y la capacidad de observación, factores que tienen mucho que ver con el desarrollo de la memoria y el aprendizaje.

6 – 7 Años

Ya emplean las estrategias de la memoria con mayor habilidad y flexibilidad, viéndose por ejemplo que si el niño de 5 años tras ser entrenado podía usar la repetición, ahora la usará de forma espontánea. Lo mismo sucederá con las estrategias de organización y agrupamiento, facilitando así el mantenimiento de la información a corto plazo, así como su almacenamiento en la de largo plazo, siendo permanente por tanto y accesible cuando lo requiera el niño/a. Aunque esta segunda estrategia aparecerá a partir de los 10 años, o antes si el niño está siendo entrenado.

¿Cómo podemos ayudar como adultos?

Nosotros los adultos podemos contribuir de forma muy importante a que esta capacidad se potencie al máximo y a que madure correctamente. Sin olvidar una tarea muy importante: y es que debemos hacer lo posible por llenar la infancia del niño de buenos recuerdos, pues esto supone un crédito de confianza para toda la vida. Puede que haya recuerdos que no dependan de nuestra voluntad, pero hay otros, la mayoría, sobre los que sí podemos influir muy positivamente fijándolos y dándoles el mejor sentido.

100 Artículos
Recursos abiertos de información enfocados a la difusión y contrucción del conocimiento en las diferentes disciplinas de la educación.

HACIA DÓNDE VA LA EDUCACIÓN 2030

Artículo anterior

Descarga CARTA COMPROMISO – Retorno Seguro

Siguiente artículo

Más en Educación

También te puede interesar