Las matemáticas son la “oveja negra” para muchas personas y, ante tal situación, parece que los docentes han empezado a aceptarlo como tal y se conforman con esta actitud de derrota. ¡Pero no! Las matemáticas son útiles y necesarias en la vida, y se debe procurar que los jóvenes entiendan y disfrutan de ellas. ¿Cómo motivar esta conducta?
Descubrir patrones
Lograr que el alumno descubra por sí mismo una idea, no sólo es motivador sino que ayuda a retener el conocimiento más fácilmente.
¿Qué tipos de patrones?
Por ejemplo: usando sólo los números del 1 al 100, queremos encontrar los pares de números que suman 101. En lugar de hacer sumas en secuencias, podemos encontrar el patrón que sería sumar el primer y último número de la secuencia: 100+1=101; después continuar con el segundo y antepenúltimo número de la secuencia: 99+2=101, y así sucesivamente.
Presentar un desafío
Si tus alumnos son competitivos y disfrutan de los desafíos intelectuales seguro les interesará esta actividad, pero debes recordar que el desafío seleccionado debe conducir a los objetivos de la Unidad Didáctica o, al menos, del curso.
Problemas o acertijos matemáticos cuyas respuestas sean sorprendentes
Hay muchos problemas matemáticos que pueden tener este efecto,
por ejemplo la paradoja del cumpleaños o la paradoja de Zenón (Aquiles y la tortuga).
¿Tiene una aplicación práctica?
Es bueno introducir esta cuestión y señalar las situaciones cotidianas donde se puedan poner en práctica los conocimientos adquiridos. Si estamos en cursos superiores y no vemos una utilidad cotidiana directa, puede explicarse en qué tipo de investigación científica se utilizan estos conceptos.
Ludificar
La forma más obvia de motivar es que las matemáticas tengan cierto componente recreativo: los problemas bien formulados pueden tenerlo, también las paradojas, juegos, etc.
Una técinca que puede ayudar a estó es la Gamificación del Aula
Historia con sentido
Resaltar la importancia que las matemáticas han tenido en acontecimientos históricos o descubrimientos científicos también es un modo de cambiar la perspectiva del alumnado y hacerles ver que las matemáticas sí “sirven para algo”.