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Fuentes de información y como evaluarlas

De un forma general es posible llamar “fuentes de información” a todos aquellos recursos que sirven para satisfacer las necesidades informativas de cualquier persona, aunque no se hayan creado con este fin.

Raidell Avello

Desde la teoría de la información también son definidas como cualquier origen de información susceptible de ser representado mediante una señal analógica y/o digital.

En las fuentes se puede encontrar información y datos importantes acumulados a lo largo de la historia pertinentes para una investigación. Como es de suponer, los resultados de nuestra investigación también se integrarán a estos y formarán parte de la tradición científica necesaria para futuras investigaciones.

Las fuentes de información se pueden clasificar teniendo en cuenta diferentes criterios, aunque todas ellas tienen puntos en común. Dentro de las clasificaciones más usadas se encuentra la relacionada con el nivel de información que aportan:

a) Fuentes primarias: son aquellas que contienen información nueva y original obtenida como resultado de la investigación científica, entre los que se encuentran: monografías, publicaciones seriadas, documentos oficiales de instituciones públicas, informes técnicos, patentes, normas, tesis doctorales, actas de congresos, entre otras.

b) Fuentes secundarias: son aquellas que contienen información organizada y elaborada, producto del análisis, síntesis y reorganización de las fuentes primarias, entre las que se encuentran: diccionarios, enciclopedias, antologías, directorios, anuarios, bibliografías, catálogos, boletines de sumarios, índices de citas o índices de impactos, obras de referencia, entre otras.

c) Fuentes terciarias: son aquellas fuentes secundarias que se han combinado con otras, entre las que se encuentran: bibliografías de bibliografías o los repertorios.
También se pueden clasificar las fuentes según la información que contienen: fuentes generales y especializadas; o atendiendo a su aspecto geográfico: nacionales o internacionales.


Por otra parte, debido a las posibilidades y facilidades que brindan las TIC, la cantidad de información que se genera cada día es mayor, sobre todo por el protagonismo ganado por los usuarios con el desarrollo de la web 2.0, el aumento del número de revistas digitales, libros electrónicos, blogs, enciclopedias en línea, entre otras.

Todo esto, independientemente del tipo de fuente que necesitamos para nuestra investigación, hace que sea más difícil encontrar información pertinente a nuestra investigación, por lo que es necesario tener en cuenta una serie de criterios de evaluación de la información. Una lista de verificación útil, en forma de preguntas, se muestra a continuación:

Actualidad
¿Qué tan reciente es la información?
¿Es lo suficientemente actual para el tema?

Confiabilidad
¿Qué tipo de información está incluida en el recurso?
¿El contenido del recurso es principalmente opinión? ¿Está equilibrado?
¿El creador proporciona referencias o fuentes de datos o citas?

Autoridad
¿Quién es el creador o autor?
¿Cuáles son las credenciales?
¿Quién es el editor o el patrocinador?
¿Son respetables/conocidos?
¿Cuál es el interés del editor (si existe) en esta información?
¿Hay anuncios/comerciales en el sitio web donde está alojada la información?

Propósito / punto de vista
¿Es un hecho u opinión?
¿Es parcial?
¿El creador/autor está intentando venderte algo?

En particular, evaluar la credibilidad y utilidad de la información alojada en sitios Web es un desafío, porque los sitios Web son creados de diferentes modos y persiguen objetivos muy variados. Además de los elementos antes mencionados para cualquier fuente, el dominio donde se encuentra alojado puede dar algunos indicios, ejemplo: .edu y .gob son dominios de entidades públicas y el gobierno respectivamente. Igualmente, la publicidad puede indicar que la información puede ser menos confiable.
Las páginas web personales, redes sociales, blogs, etc., pueden ser provechosas para determinar lo que la gente dice de un tema y que discusiones ocurren. Por lo tanto hay que tener mucho cuidado al incorporar estas fuentes directamente en un documento académico.

En resumen, el crecimiento exponencial de la información, marcado por el desarrollo de las TIC, hacen que cada día sea más difícil encontrar información pertinente y relevante para nuestra investigación. Esto evidencia la necesidad de desarrollar las competencias relacionadas con el manejo de la información, y en particular las de selección y evaluación. Los investigadores se tienen que hacer de un conjunto de criterios e indicios que, de manera eficiente, puedan rápidamente seleccionar la información más adecuada para su investigación.

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