Este artículo está inspirado en un interesantísimo libro de Daniel Goleman titulado Liderazgo. El poder de la inteligencia emocional. En uno de los apartados de este libro Goleman se centra en la dicotomía entre un jefe bueno y un jefe malo. Aunque este libro se centra en el liderazgo empresarial, creo que las cualidades o habilidades que Goleman defiende para ser un buen jefe son perfectamente extrapolables a la labor docente.
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Mi intención es la de relacionar las habilidades que defiende Goleman para ser un buen jefe con las habilidades o cualidades que todo docente debería potenciar en el aula. Quiero hacer constar que he realizado algunas pequeñas modificaciones respecto a las cualidades que cita Goleman, pero no afectan al sentido último que Goleman pretende transmitir.
1. Escucha empática
Goleman no se refiere explícitamente al término escucha empática, sino a la expresión saber escuchar. En mi caso he preferido centrarme en el concepto de escucha empática porque la escucha empática consiste en escuchar a tus alumnos con y desde el corazón. Si quieres saber más sobre qué se entiende por la escucha empática te remito al siguiente enlace. Aún así, creo que Goleman insiste en saber diferenciar entre oír -pasividad- y escuchar -actuación e interés-. Como docente debes esforzarte por escuchar a tus alumnos, por acompañar a tus alumnos y, sobre todo, hacerles ver que lo que te están diciendo te importa, te importa de verdad, te importa de corazón.
2. Estímulo
Siempre he defendido la idea de que un docente debe ser capaz de generar las mejores preguntas para obtener las mejores respuestas. Muchas veces se cree que el docente está en un aula para dar respuestas, para ofrecer únicamente soluciones. No siempre debe ser así. Un profesor que inspira es aquel que es capaz de hacer que sus propios alumnos aprendan por sí mismos. Ese es el verdadero estímulo que debes potenciar en el aula con tus alumnos.
3. Comunicación
Para mí la comunicación debe ser un sinónimo de enseñanza. He insistido mucho en este blog en establecer una clara diferencia entre explicar y enseñar. La diferencia es significativa, porque mediante la explicación sólo transmites conocimientos de forma unidireccional, mientras que con la enseñanza lo que provocas es la utilidad de los aprendizajes, el autoaprendizaje, la interacción mediante el diálogo con tus alumnos.
4. Valentía
Enseñar es de por sí un acto de valentía. Enseñar es de por sí un acto de determinación. En muchas ocasiones como docente confundes la intimidación en el aula con la valentía y no debería ser así. La valentía es una cualidad que debes potenciar en el aula porque es una clara apuesta por la coherencia y la honestidad en tu trabajo. Se es valiente cuando se sabe exactamente qué y cómo enseñar. Y la valentía lo que propicia es una mayor seguridad en ti mismo que luego se traslada a los conocimientos que transmites a tus alumnos. La falta de valentía, además de generar intimidación, también provoca miedo. Acerca del miedo te recomiendo la lectura del artículo titulado Docente, ¿a qué le tienes miedo?
5. Humor
Soy un gran defensor del humor en el aula. Creo que el humor es una herramienta extraordinariamente eficaz para el aprendizaje porque cohesiona un grupo, genera pausas en la transmisión de contenidos, rebaja la tensión en un grupo y ayuda a crear un clima más favorable para el trabajo que se desarrolla en una sesión lectiva. El humor, la risa, la carcajada son cualidades que generan magníficos resultados a la hora de gestionar una crisis en el aula, ya que puedes recurrir a ellas y recuperarlas para gestionar un conflicto. Y no lo olvides que el humor enamora. Sobre cómo enamorar a tus alumnos te remito al siguiente enlace.
6. Generosidad
Goleman habla de empatía. Yo me centraré más en la generosidad de tu labor como docente. La profesión de docente es la profesión capaz de generar otras profesiones. La docencia es una de las profesiones más generosas que existen porque das sin esperar nada a cambio. Si algo evitar debes evitar en esta profesión es el egocentrismo, porque el egocentrismo sólo te aleja de tus compañeros y de tus alumnos.
7. Determinación
Goleman habla de decisión. Muchos docentes hablan de motivación en las aulas. Yo prefiero hablar de determinación. Es un término que creo que transmite mucho más, que transmite acción, que transmite decisión. En el artículo titulado True grit o sobre la determinación como clave para el éxito escolar explico claramente lo que se entiende por el concepto determinación.
8. Responsabilidad
Enseñar es por encima de todo un acto de responsabilidad. Y aunque la responsabilidad no está exenta de crítica, esta crítica a veces puede convertirse en algo tóxico, es decir, la autocrítica desaparece y sólo haces crítica de lo que te rodea, de tus compañeros, de tus alumnos, de tu centro, del sistema. Sin darte cuenta te convierte en un docente tóxico.
9. Modestia
Si algo detesto en un docente es la arrogancia. Una arrogancia que a veces se da en algunos compañeros de profesión. Cuando llevas muchos años en la docencia es fácil perder la perspectiva de lo que sabes y de lo que eres capaz de aprender o, mejor dicho, de lo que tus alumnos son capaces de enseñarte. Hay que entrar todos los días en el aula con la mente abierta, hay que entrar con la suficiente modestia como para tener la predisposición a aprender de tus alumnos. La modestia no hace más que conectar emocionalmente con tus alumnos, porque te permite escucharles de forma activa, y cuando un docente es capaz de escuchar de forma activa a sus alumnos es cuando tiene toda la predisposición para aprender de ellos.
10. Reparto de la autoridad
La autoridad está reñida con la desconfianza. Como docente debes hacer un esfuerzo por delegar o, mejor dicho, por enseñar a delegar tanto en tus compañeros como en tus alumnos. Una excelente manera de repartir la autoridad es mediante el aprendizaje cooperativo. Mediante el aprendizaje cooperativo enseñas a tus alumnos a aprender de ellos mismos y de sus compañeros. Cuando repartes autoridad estás realizando un ejercicio de confianza, estás tendiendo la mano para que tus alumnos tomen la iniciativa en algo. Esto no hará más que favorecer su propia autonomía y mejorará su autoconcepto y sin que tu autoridad en el aula se vea afectada.
Estas son las 10 cualidades o habilidades que como docente deberías tener presente cuando te dispones a entrar en un aula. Sin duda se trata de todo un reto para ti, pero tengo el convencimiento de que siendo consciente de dichas habilidades es como serás capaz de afrontarlas con la determinación que una profesión como la de docente exige.
Fuente: Justificaturespuesta.com