Para que la evaluación sirva realmente para mejorar la calidad deberá tener los rasgos definidos en el punto anterior: atender todas las dimensiones de la calidad educativa, ser técnicamente sólida con acercamientos variados y complementarios, usar referentes pertinentes, culminar en juicios mesurados y contextualizados, y difundirse de forma amplia, oportuna y transparente. De manera más precisa, se postula que la evaluación educativa que necesitamos deberá ser: